“El que habita al abrigo del Altísimo. Morará bajo la sombra del Omnipotente.Diré yo al SEÑOR: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.”
Salmos 91:1-2

¿Cuántas veces hemos leído, cantado o recitado este salmo?

Que privilegio es creer y sentir que habitamos al abrigo del Altísimo y que su sombra nos protege y ampara. Todos esperamos diariamente abrazarnos de su palabra y confiar en sus promesas, pero ¿qué hacemos para vivir bajo la protección divina y habitar bajo su abrigo?

Si comprendemos que habitar es vivir “habitualmente” en una zona o lugar determinado, que habitualmente significa de manera “habitual” o con frecuencia y que habitual, quiere decir que se hace o se repite por hábito. Podremos entender que, hábito se define como cualquier conducta o comportamiento que se repite de un modo regular y estos cumplen un papel fundamental en relación al desarrollo personal y la actitud con la que vivimos nuestra vida. 

Si queremos hacer un cambio en nuestra vida y en nuestra rutina, para lograr trascender espiritualmente, deberemos buscar recursos que nos permitan conseguirlo; ser decididos para llevar a cabo nuestro hábito de búsqueda, comprometernos con tenacidad y rodearnos de un entorno positivo con intereses en común, solo así lograremos crecer en el conocimiento que nos acercará a la convicción absoluta de morar con nuestro Creador.

Si seguimos estas pautas, lograremos conformar esta habitualidad que nos acercará a aprender, compartir y cumplir con los preceptos y enseñanzas de nuestro Dios, dado que lograremos coexistir bajo su protección, porque lo conoceremos y estaremos cultivando y fortaleciendo nuestra relación con ÉL, “viviendo bajo la protección del Altísimo”.

 ¡Que nuestro Dios nos bendiga!

Ofrendas

Proverbios 3:9 
Honra a Dios con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos;

Involucrarse

Nadie puede hacer todo, pero todos pueden hacer algo, te invitamos a ser parte de nuestra familia.

Necesitas apoyo?

Escribenos y oraremos juntos.