“Mas El Eterno Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?”
Génesis 3:9

La pregunta del Eterno hacia Adán no fue una acusación, ni siquiera una amenaza de castigo, sino una invitación a la reflexión, a que, tras el error, tome la decisión correcta y se haga responsable. Que el hombre responda por su error, por lo cual haría un proceso, sincero y completo de arrepentimiento y reparación.

Fue algo tan simple como preguntar ¿Dónde estás Tú? y no lo que el hombre quiso pensar que Dios le preguntaba … ¿dónde están tus excusas y justificaciones?

Nuestro Dios Eterno solo esperaba que desde el error, pudiera emerger el reconocimiento, con un arrepentimiento genuino, asumiendo el error cometido.

Esto es lo quería el Eterno, y si así hubiera sido la respuesta del hombre y de la mujer, seguramente que otra hubiera sido la conclusión. Pero ellos prefirieron las excusas, las acusaciones, en lugar de una respuesta sincera y real.

Si en vez de involucrar a otros en nuestras equivocaciones, si en lugar de esperar que se presente un milagro para resolver los conflictos, si no nos hacemos más los desentendidos y nos hacemos cargo de lo que nos corresponde, sin engaños, sin excusas, es posible avanzar.

Cuando dejamos de inventar excusas y afrontamos los eventos de nuestra vida con compromiso y responsabilidad, estaremos dando pasos firmes para el crecimiento, la unificación, la armonización y la construcción de paz para todos.

 ¡Que nuestro Dios nos bendiga!

Ofrendas

Proverbios 3:9 
Honra a Dios con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos;

Involucrarse

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